Grandes y hermosas ideas han dado
alegría a la raza humana, por ejemplo un nuevo invento que salva vidas, que da
comodidad o que produce placer; existen también ideas que se convierten en
hechos que dan pena ajena, como ver a la abuela o al abuelo bailando despacito
y muy mal una canción de moda frente a
una cámara que trasmite en vivo para la internet en donde están
conectados los amigos, la familia y otros cien millones de personas, de paso
que está grabando para otros millones de
internautas en todo el planeta que verán el video al terminar la tarde. En
contrario existen inventos humanos que dan asco y en consecuencia nauseas, de
esos que son tan malos que si de verdad existen los extraterrestres y buscan
una sola razón para exterminar la raza humana, en las mal llamadas artes marciales
mixtas encontraran una muy buena razón para erradicarnos de la faz de la tierra.
Recordemos que este espectáculo no
es más que una pelea entre dos seres de la misma raza, la humana, que casi
siempre se conocen, y que han elegido un ring con forma de octágono para
descalabrase el uno al otro por dinero y para el deleite de quienes pagan por
ver un espectáculo de barbarie y sangre. De este entretenimiento lo primero que
se debe analizar es el nombre que le fue escogido: artes marciales mixtas.
Primero, de arte nada tienen; segundo, de arte marcial estrictamente hablando
nada tienen, pues estas se diferencian de la pura y simple violencia física en
que organizan técnicas y tácticas en un sistema coherente con una filosofía de
vida dirigida hacia la no violencia, a la conducta ejemplar, a evitar la
confrontación inútil, todo con el objetivo de conservar la salud, disciplinar
la mente, forjar el cuerpo y lograr un alto grado de desarrollo personal. De lo
tercero, mixtas, sí que lo tienen todo, pues patadas, ahorques, llaves y
estrangulamientos junto a manifestaciones del karate, jiujitsu, yudo,
taekuondo, puñetazos, golpes marraneras y codazos forman parte del festín de
violencia.
Es cierto que las artes marciales clásicas
en principio tuvieron como norte controlar, dirigir y encausar los ímpetus
guerreros y libertarios de poblaciones subyugadas por extranjeros invasores que
les dominaban con el apoyo de todo tipo de armas, a los que debían enfrentar,
preparándoles con inteligencia y en secreto para enfrentarles, meditando mucho,
con mucha filosofía, honor y movimientos mortales de sus manos desnudas. En
contrario las artes marciales mixtas son un tipo de pelea que en mucho se
asemeja a las callejeras, comienza por las manos estilo del boxeo, pasa al
suelo donde se revuelcan y ahorcan sobre su propia sangre y termina cuando un
pana se mete para que no maten al que está casi noqueado, igual como pasa en
las peleas entre borrachos. Es verdad que estos luchadores desarrollan tácticas,
técnicas, son muy inteligentes, tienen reglas, entrenan, hacen pesas, se cuidan,
pero igual se sacan dientes y sangre; y si existen normas son para evitar que
el uno asesine al otro antes del fin del primer raund o lo deje invalido en la
primera pelea y así desperdiciar años de entrenamiento, horas de promoción, litros
de bebidas energizantes o que el espectáculo termine antes de los comerciales.
Gotitas del negocio es lo que queda
para los luchadores, modernos gladiadores; el chorro de dinero queda en manos
de promotores, manejadores, apostadores, marcas comerciales y prostitutas; uno
de cada cien de aquellos que creen que en esta actividad física puede encontrar
el medio para salir de abajo lo logra, la mayoría tiene sus cinco minutos de
fama y luego es probable que termine su carrera, tarde o temprano, con una
lesión que le obligue a vender gasolina en una estación de servicio, lo que es
un trabajo muy respetable, pero lamentable para alguien que ha dejado
detrás de ese destino, dientes, sangre,
sudor, fracturas y muchas, muchas lesiones incapacitantes que cobraran con
dolor un alto precio durante la vejez.
Risas provoca el mal intento de
denominar a esta actividad física como deporte, más bien es una falta de
respeto; deporte es una acción mecánica ejecutada por el cuerpo humano encaminada
al logro de metas y marcas numéricas, a la superación personal, al vencimiento
propio, a la humildad, a enaltecer con la gloria al lugar donde se nació o que
se representa o por lo menos para simular guerras y evitar que estas ocurran en
verdad. Las artes marciales mixtas son una pelea tan salvaje que si alguna
persona se tomara el tiempo para organizar una votación para escoger una nueva
disciplina deportiva, muchas personas darían su voto a favor de la pelea de
caracoles o bachacos antes que nombrar a los combates de los modernos
gladiadores como un deporte.
Ocurre que si hay un punto de
acuerdo, y es que a estos luchadores se les llame y se hagan llamar gladiadores
modernos; porque seguro es que en el medioevo esas peleas serian clandestinas y
por ley prohibidas, en Grecia antigua nunca se verían espectáculos y es que ni
en las películas de vampiros y hombre lobos se ve tanta violencia; solo durante
el periodo más fogoso de la Roma del circo y el estadio se podría tolerar tanta
sangre por diversión. También en el coliseo serían ser aclamados con tanto
fervor como lo son hoy día por televisión, donde se aclama a estos modernos
gladiadores, barbaros entrenados para luchar y a quienes se les llena la cabeza
de esperanzas para que se desborden en pasión, fuerza, violencia y odio contra
su rival y le destrocen, a tantos y tan rápido como puedan y así lograr fama,
dinero, escapar de la pobreza, tener el sexo indiscriminado que tantos anhelan
y que todas las vertientes religiosas rechazan. Al final estas peleas no deben prohibirse,
eso solo profundizaría el interés sádico por ese espectáculo; para
neutralizarlos bastara con realizar y lanzar muchos programas sobre sus
protagonistas, en donde el público los pueda observar como personas, sus
historias y tristezas, donde se eche un vistazo al sufrimiento de padres
madres, esposas e hijos, su destino final y luego unas diez temporadas de un
programa al estilo de reality show; seguro que en seis años los televidentes se
aburrirán del espectáculo y pasaran a otra cosa que con el favor de la
providencia sea mejor, algo menos sangriento y más intelectual como las
carreras de perros o peleas de gallinas.
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