Teoría de la estupidez


Es un concepto desarrollado en el libro homónimo escrito por Carlo María Cipolla (1922 - 2000) un historiador económico italiano, nacido en Pavía, quien a través de la historia económica, con un enfoque humanista y en ocasiones humorístico, demostró, con hechos materiales y cifras concretas, que la causa de determinadas situaciones económicas y sociales a lo largo de la historia ha sido, en específico, la estupidez de unos pocos.
Su famosa Teoría de la Estupidez, fue expresada por primera vez en su ensayo breve de 1988 titulado “Allegro ma non troppo” (alegre pero no demasiado). En ese escrito desarrolla una visión de la gente estúpida como un grupo más poderoso que grandes organizaciones como la mafia, el Complejo Militar Industrial (MIC), o la Internacional Comunista. El grupo de los estúpidos, quienes actúan sin reglamentaciones, líderes o manifiestos, logran ejercer un gran efecto sobre la realidad social circundante con lo que aparenta una coordinación perfecta solo imitable por las hormigas que aun tirando hacia arriba y en dirección contraria logran llevar un grillo muerto hasta su madriguera.​ En resumen las leyes fundamentales de la estupidez son:
 Primera: Siempre e inevitablemente cualquiera de nosotros subestima el número de individuos estúpidos en circulación. Si se piensa con cuidado diariamente se está rodeado de ellos, no son notorios pues están muy bien camuflados entre la población, son muchos y para no ser notados se visten y se comportan igual que cualquier otro.
Segunda: La probabilidad de que una persona dada sea estúpida es independiente de cualquier otra característica propia de dicha persona. Ellos pueden ser exitosos, adinerados, poderosos y tener aspecto inteligente, pero es solo una fachada que esconde su verdadera condición.
Tercera: Una persona es estúpida si causa daño a otras personas o grupo de personas sin obtener ella ganancia personal alguna, o, incluso peor, provocándose daño a sí misma en el proceso. Si bien lo anterior es bien claro, se puede agregar un ejemplo, un estúpido, luego de causar la muerte de miles de personas es capaz de lanzar discursos y proclamas en donde no solo justifica sus dañinas acciones, sino que trata de demostrar, a veces con mucho éxito (recuerde, existen muchos estúpidos entre quienes le escuchan), su intención no solo era buena, también tratara de infundir en todo aquel que le escucha la idea que los hechos y sus consecuencias son lo mejor que pudo ocurrir y todo gracias a él. De paso pide ser reconocido como audaz y emprendedor. Por deducción, en este punto surgen dos factores a considerar en la conducta humana; los beneficios y pérdidas que un individuo se causa a sí mismo y los beneficios y pérdidas que un individuo causa a los otros. La integración de esos factores lleva a considerar la existencia de cuatro grupos de individuos; los inteligentes (benefician a los demás y a sí mismos), los incautos (benefician a los demás y se perjudican a sí mismos), los estúpidos (perjudican a los demás y a sí mismos) y los malvados o bandidos (perjudican a los demás y se benefician a sí mismos)

Cuarto: Las personas no estúpidas siempre subestiman el potencial dañino de la gente estúpida; constantemente olvidan que en cualquier momento, en cualquier lugar y en cualquier circunstancia, asociarse con individuos estúpidos constituye invariablemente un error costoso. Por esa causa existe el perdón a quienes cometen errores catastróficos, se dice que ellos pueden mejorar, que ese fue un momento confuso y otras excusas que se encuentran otros estúpidos, en forma mayoritaria, para permitirles seguir haciendo lo que ellos consideran bueno y que solo acabara por exterminar a la humanidad.
Quinto: Una persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que puede existir. Tres ejemplos, los técnicos de la planta en Bophal, los ingenieros en Chernóbil y las personas que por siglos, y aun hoy día, toleraran las diferentes formas de esclavitud de otros seres humanos bajo argumentos económicos, legales o de clases. Acá podemos concluir que los estúpidos y poderosos son por lo general personas de apariencia muy inteligente y de palabra convincente.
Para Cipolla, desde el punto de vista estrictamente económico y utilitarista, un malvado es preferible a un estúpido, puesto que las actividades del malvado a la postre significa que la economía de mercados seguirá su camino, mientras que las actividades de los estúpidos no presuponen beneficio para nadie. Dice Cipolla “La humanidad se encuentra, y sobre esto el acuerdo es unánime, en un estado deplorable”, lo cual se debe en buena medida a la abundancia de los estúpidos, la más peligrosa categoría de seres humanos, que nos rodean por todas partes, y que están dispuestos a hacernos daño y hacérselo a sí mismos.

Comentarios