Salva tu año escolar

Gracias a los exámenes finales y “reparaciones”, ahora llamados remediales, cada año sin falta aparecen en las calles de la ciudad esos carteles ofreciendo salvar tu año escolar. En junio comienzan a verse tímidos, pegados a postes cerca de los liceos (¿aún se les llama así?) pero bien escritos, en julio ya aseguran que no hay porque perder el año escolar (o te devolvemos tu dinero), que el profesor tal, está listo y dispuesto para ayudarte a pasar las tres marías (matemática, física, química). Más reciente ofrecen servicios de rescate escolar para otras materias como álgebra, cálculo integral o derivado, trigonometría plana o esférica, geografía, historia o lenguaje, sea de ingeniería, derecho o medicina; así como investigaciones de internet, maquetas, trabajos, tesis y discursos de grado.
Algunos de ellos son profesores titulares con trayectorias impecables, que terminando el año escolar dedican una parte de sus vacaciones a rebuscarse unos reales extra dando esas horas de clase. Otros, que son pocos, le dedican todo el año, pues siempre hay alguien en problemas, una "mama" preocupada cuando el muchacho o la niña salen mal en un corte de notas, pruebas de ingreso a las academias militares, universidades, cursos en el exterior o muy excepcionalmente un profesional activo que necesita urgente recordar la teoría de la bioquímica, los balances de óxido reducción o el uso de coordenadas topográficas.
Bravos son los jóvenes que durante todo el año escolar no logra levantar las notas, ni siquiera para que les completen con uno o dos puntos la mínima aprobatoria, y a quienes las amenazas de correa, exilio, el destierro sentimental o futuros desoladores nada logran para que compongan su carrera escolar. Y entonces lo increíble, estos profesores con dos o tres horas al día durante una semana logran el milagro, y con excelentes notas en la mayoría de las casos (nunca atribuibles a su didáctica y siempre a los santos, las animas o al brujo de confianza) y con pocos fracasos (siempre achacados a las malas juntas y al anís + leche).
Revisar el balance de juegos salvados por estos magos de la lomita didáctica es poner a prueba el sistema escolar ordinario y una afirmación del poderoso brazo salvador que armado de tiza (nunca tienen pizarra blanca) de estos profesores, que de emergencia y sin calentamiento vienen a salvar el juego de la vida escolar de estos jóvenes que por descuido propio casi los hacen “out” en “home”.
Investigar a estos docentes es necesario porque es injusto que ellos continúen guardando el secreto de una educación súper eficiente que les permite en dos semanas lograr lo que otros en seis o nueve meses no lograron. Se pudiera pensar que el trabajo de enseñanza está mal dirigido o que los estudiantes tienen mucho, pero mucho tiempo libre, y que el poco que dedican al estudio es ineficiente, En contrario, cuando se revisan las notas y los resultados encontramos que no solo algunos, si no, muchos estudiantes logran los objetivos y metas en el tiempo y con los recursos de tiempo y humanos disponibles.
Ese trabajo, el de dar las clases privadas, lo hace en algunas ocasiones un tío que sabe de muchas cosas, también ocurre que sabe del tema porque él o ella también recibió ese tratamiento de “edu-shock” y conserva en su mente la fórmula mágica para memorizar teoremas y recordar formulas, quien ademas considera odioso y reprochable el uso de las “chuletas” o ayudas didácticas no autorizadas. En ocasiones es un vecino bien "pana" y buena gente que todos los años lo hace sin esperar recompensa alguna, pero que tampoco se resiste al ocasional halago en forma de torta de chocolate venida de manos de una madre agradecida el día que el hijo se gradúa de arquitecto o los tragos de “lavagallos” servidos por el orgulloso padre de la muchacha que entrara en la Academia del ejército.
Lo que siempre será un misterio es como un estudiante inserto en un sistema que le brinda todas las herramientas educativas (profesores con maestrías, post-grados, maestrías o doctorados, clases por internet, audiovisuales, horas tutoriales, preparadores, trabajos individuales o en grupo, maquetas, exposiciones, exámenes por parejas, grupo o comunitarios) y todas las evaluaciones exploratorias, correctivas y remediales posibles, no logre las competencias que le son propuestas. Acaso sea que el sistema, con todos sus errores, solo espera una mamá, un papá, tío, abuelo, abuelastra o hermanita que le dedique genuino interés al estudiante y sus necesidades. De todo este asunto lo más sorprende es que, cuando preguntas sobre temas escolares del pasado, quienes han recibido esas clases particulares son los que mayor fijación tienen, quizás sea que los regaños y amenazas lograron una fijación postraumática casi eterna.

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