Los niveles del lujo

Cuáles son las razones por las que una persona paga por el lujo, son particulares y diversas. Para quienes lo viven conscientemente es cosa buena y propiciadora de objetivos personales, económicos y materiales logrables, una señal del éxito económico y la medida de su superación, lo relacionan con poder y la jerarquía, es símbolo de estatus. Ha sido el motivador de los anhelos personales más difíciles y en consecuencia en la recompensa y compensación a los dolores, frustraciones y escasez. 
Hay quienes tienen vidas sencillas y sin esperanza de brillar que requieren ir más allá de la normalidad y de las necesidades básicas, y no teniendo otras herramientas más que lo material se refugian y atrincheran el lujo. Entonces comienzan a pagar en exceso por bienes y servicios irrelevantes en un intento por dar significado y trascendencia a su existencia. 
A pesar que tendemos a pensar que tenemos al monstruo del lujo domesticado la verdad es que nos muerde los talones. Todos tiene en su propia medida necesidad del lujo, pequeño, sutil, necio, sencillo, pagano, artesanal, industrial, natural, tecnológico, puro perverso, profano, bendito y de menos valor, pero siempre lujo.
No es solo el llamado rico quien accede al lujo, ese no es el mejor consumidor, son los abundantes pobres que ahorran quienes más compran, para ello se endeudan o roban a otros pobres, para adquirir el lujo que desean y reflejarse en los objetos y servicios que ansían y están seguros de merecer.
Es lujo cualquier cosa, para quien desea aquello que para ser adquirido sobrepasa sus medios normales, cuya demanda se incrementa proporcionalmente con el aumento de sus ingresos, a diferencia de los bienes básicos para cubrir sus necesidades. O sea que cuanto más pobre se es, más cosas deseas tener para cubrir necesidades que el dinero que ganas no puede cubrir. Es por eso que teniendo satisfechas nuestras necesidades tendemos a adquirir lujos que se nos hacen indispensables. Esas necesidades ficticias, pero palpables las podemos ordenar así:
Nivel 1. Ya satisfecha la necesidad fisiológica mear y obrar, nace la de hacerlo con lujo, con papel más sofisticado, no importa que no limpie mejor, pero que la etiqueta esté en otro idioma, que la poceta tenga asiento de felpa y las paredes del sanitario estén cubiertas de cosas bellas que nos permitan inspirar profundo en ese momento tan importante.
Nivel 2. Quien tiene cereales y pasta, o arroz y sardina para alimentarse de forma honorable y justa, luego de comer, le nace el hambre de un buen postre, pero antes de eso los excesos y los lujos son más apremiantes. Por ejemplo un pernil, la parrilla dominguera con cerveza y yuca. 
Nivel 3. Para quien tiene un pantalón de blue-jean y dos franelas para cubrirse de este agradable clima tropical siempre anda soñando con una buena marca que dure, con zapatos de suspensión al arco y huella anti-resbalante, un perfume mejor que la copia que solo aromatiza ilusiones y se esfuma antes de llegar a la puerta, buenos son los originales, sin importar si son panameños o de New York, también quieren un reloj que esté a la moda, no importa que no de la hora.
Nivel 4. Si ya tiene una casa equipada, que le da más que refugio, comodidad y protección, mira la hora de remodelarla, cambiar los pisos de cemento, poner cerámica al baño, en la cocina gabinetes tipo europeos hechos en el barrio y por supuesto un televisor en cada cuarto, no hacerlo sería habitar como animales. Y cómo van ellos a solo a tener una línea telefónica fija y de paso prepago, los celulares no son un lujo, son una necesidad, para la seguridad de los muchachos y tranquilidad de los padres quienes piden los dólares para comprar algo importado, luego verán qué; y para la casa unos adornitos, pesebre, arbolito, aire acondicionado integral, camas Queen, nada de lujo este año, las King vendrán el año que viene.
Nivel 5. Como ya tienen máquina de ejercicios, la licuadora, la mezcladora, micro-ondas, videojuego, celulares, televisiones, ropa de marca y muebles nuevos, es hora de hacer una parrilla con lomito, costilla y muslos, nada de vísceras ni alitas, y darse algún lujo, porque la familia ha vivido siempre en la austeridad, casi indigentes. Comienzan a pensar de verdad en celulares más sofisticados, en cambiar el automóvil, y si, comprar un perro de esos que tienen la cara fea y sin pelos, que solo hacen la gracia de hacer ver a los dueños como gente rica, especial y muy humilde.
Nivel 6. En este punto se dan el lujo de viajar, no donde los primos en Chuspa, Pariaguan o Mucuchíes, donde terminan durmiendo en el suelo, quieren dormir cada uno en su chinchorro a la orilla de un río donde pueden hacer un sancocho y morir pegados de la pea con pura cerveza, nada de guarapita, para eso trabajaron tanto y se merecen un descanso con lujos. Este año sí verán al brujo que tanto han querido visitar para ver si salen de abajo, que el niño estudie fuera del estado porque aquí no hay oportunidades de nada o que la niña se case con un carajo rico o se preñe de un beisbolista.
Nivel 7. Satisfechas todas sus necesidades anteriores les queda pensar en la superación personal, darse el lujo de aspirar a un puesto de director, aunque no haya terminado la secundaria o de presidente del instituto sin tener título universitario. Quizás hasta tener a un par de conquistas bajo el encanto del poder, total, si se es quien ha hecho actos de sacrificio por el partido, no es lujo disfrutar de la leche y miel que proporciona. Luego se revisan las prioridades y satisfechas estas comienzan a darse lujos nuevamente, la cosa no es puro sacrificio.
Lo vicioso de este círculo no parece acabar por orden ministerial ni por campaña de concientización, porque está en los seres humanos o al menos en los corazones venezolanos, y no cambiará hasta dentro de tres mil años en que se logre el nivel de pensamiento y conciencia colectiva que nos permita tirar a la basura el lujo de pensar individualmente. En nuestra contra están hoy día los productos y pensamientos de personas como Gabrielle Bonheur Chanel mejor conocida como Coco Chanel quien alguna vez dijo “El lujo es una necesidad que nace donde la necesidad acaba”.

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