Recuerdos de Gurí

 Gratitud y cariño debemos guardar por la joven indígena Gurí, a quien ya pocos por esta parte del país recuerdan, una mujer nacida, criada y sepultada en la zona que hoy llamamos cuenca del rio Caroní, esposa y compañera de uno de los líderes tribales locales, quien en un arrebato de humanidad se lanzó a las embravecidas aguas del rio para rescatar a la esposa de uno de los Misioneros que llego a finales del siglo XVII llegó a esos parajes para fundar misiones y llevar el cristianismo a sus habitantes.

Ubicado a orillas del Rio Caroní se hallaba la misión que se convirtió en pueblo con el nombre de Gurí, hoy poco recordada, en honor de la mujer ya mencionada; una población que estaba asentada aguas arriba del sitio denominado cañón Necuima o Necoima, lugar escogido para la construcción de la represa que primero se llamaría Raúl Leoni y luego Simón Bolívar, que oficialmente se comienza a construir en 1964 cuando se realiza el primer vaciado de concreto. El pueblo que dio su nombre al campamento de los pioneros constructores, desapareció bajo las aguas del lago artificial y al sitio que se llamaron con ese mismo nombre.

Recordamos si, a la central Hidroeléctrica conocida como Gurí, que a su máxima capacidad es capaz suplir el 70% de los requerimientos de electricidad del país, una obra que a pesar de su poderío energético necesita ser respaldada con la inversión de dinero y recursos en el mantenimiento y desarrollo de su infraestructura para la generación, trasmisión, distribución y el embalse, y que así continúe sin interrupción su labor; también para cuando las inevitables interrupciones del funcionamiento de esa maravilla tecnológica ocurran, sea por mantenimiento, la llegada del niño, la niña o cualquier otro evento previsible o no de la naturaleza, ya existan los medios para que la ciudadanía no quede desamparada y sin luz eléctrica.

Imperioso es no olvidar el continuar ahorrando energía eléctrica cuando están lloviendo vacas gordas de la abundancia, de otra forma los venezolanos están condenados a vivir una y otra vez la tragedia de la sequía que acompaña a las vacas flacas. Y así parece que será este verano, pues el despilfarro de electricidad continua y aumenta; sobre todo al llegar el mes de diciembre, en donde las luces, los adornos, las calles iluminadas, los bombillos encendidos por mil y a toda hora para hacer el inútil y nada productivo esfuerzo de adornar y tratar de hacer bellas a ciudades, barrios, urbanizaciones, casas, calles y avenidas que solo necesitan estar limpias para recibir con alegría las fiestas de navidad. Es necesario que todos recuerden a Gurí y lo que significa, para que al regresar la sequía que todos los años nos alcanza, no padecer los rigores del apagón, el racionamiento profundo y el desconsuelo de la oscura noche.

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