Regresamos a nuestro hogar luego de tres vidas dedicadas a las luchas en sistemas estelares más allá de nuestras fronteras, y por fin , despues de cien victorias y las derrotas necesarias nuestro comandante decidio que debemos descansar. Lo haremos como lo hicieron otras expediciones antes que nosotros; en el tercer planeta luego de la estrella enana amarilla, el de la órbita elíptica y elegante que le provee ese ambiente ideal para curar heridas luego del combate.
Nuestra primera impresión en esta ocasión es triste y desoladora. Encontramos que la capa gaseosa más externa esta incapacitada para sostener nuestra respiración, nubes de gases tóxicos nublan lo que eran espacios de bello color azul e impiden el paso del tibio calor de la enana, haciendo que el interior del planeta sea imposible para nuestra vida. Los gases nublan nuestra vista y hacen desaparecer el placer que disfrutamos en otros viajes. Solo con trajes batalla, los que usamos en las mas feroces invasiones, podríamos estar en esa tierra contaminada.
La causa, una plaga de seres inferiores, virulentos, sucios, violentos y sin orden social se ha instalado en su superficie y amenaza a otros espacios, destruyendo las áreas liquidas y sus las fuentes de alimento e hidratacion, compitiendo y erradicando sin piedad a otras especies; y en su locura, extermina a sus semejantes como si fuesen enemigos invasores venidos de otro planeta.
El capitán ha ordenado preparar las armas de corto alcance. Nos ha convencido a todos a bordo y tambien a la tripulacion que lo correcto es erradicar la especie virulenta que amenaza el equilibrio del lugar, sanarlo, esterilizarlo y erradicar la plaga antes de continuar en nuestro viaje. Seguro esta que en la próxima expedición encontraremos el equilibrio restablecido.
Me gusta mucho tu solucion total a la contaminacion del planeta tierra.
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